jueves, 21 de junio de 2012
chapeau
me he comprado un sombrero que tiene las alas tan anchas, que yo diría que es un sombrero de manga larga. realmente cubre sobradamente las expectativas y la cabeza; incluso parte de los hombros. eso me da la risa floja, porque viene a resultar que a los míos, a los más cercanos, también se les ruelta la risa pero creo que es porque en realidad no me queda muy bien este sombrero aunque ellos disimulen. entre tanto, recuerdo un artículo del que quizás ya hice referencia. te invitaban a estar con sonrisa permanente, de ese modo, tu disposición a todo lo que acontece es -de entrada- positiva, el esfuerzo en cambiar el rictus, caso de ser necesario, pasa por tener que desactivar esa alegría que llevabas impresa en el rostro. quien sabe, igual decides quedarte con ella, con la alegría, en lugar de avinagrar el rato. lo dicho: se me compren un sombrero y verán qué risas...
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