quisimos acompañar al sol mientras se escondía pero no fue posible. cuando llegamos a cumbre, la bruma lo escondió sin que pudiésemos disfrutarlo; a cambio, la noche nos compensó con unas vistas hermosas desde arriba. de repente el valle se fue oscureciendo y parecía como si estuviésemos montados en un avión. impagable el espectáculo. después las estrellas también salieron sin que nos diésemos cuenta. lo mejor estaba por venir, pues a la mañana siguiente salió el sol de tal manera que nos indemnizó por haberse escondido de esa forma tan rara.
amanecer del día cinco del ocho.
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