sábado, 22 de marzo de 2014
los suelos de la metrópoli
algo no funcionaba, todo era perfecto pero algo no funcionaba. mientras disfrutaba con la vista y el oído, con la guía regalándonos información sobre un gran dibujante, un gran artista cuyas obras nos estaban mostrando la belleza en sanguina, algo hacía que perdiésemos la atención. eso sucedió el primer día; el segundo, en otro ámbito, sucedió también......al final caí en la cuenta: se trataba del suelo. el suelo de las salas de exposiciones debería ser tan tenido en cuenta como el color de la propia pared, e incluso de la iluminación que tan bien se ajusta a las obras. los suelos de las salas de exposiciones son ruidosos; mucho, demasiado. unos porque los tacones no son lejanos, sino demasiado cercanos; otros porque tus zapatos crujen encima como si el mismísimo edificio fuese a caer sobre tu cabeza...deberían preguntarnos a los de provincias, que vamos poco, pero cuando vamos....observamos, oímos....
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