prurito
le picaban los pies. no podía domir. y las manos, también las manos. había salido a correr por las piedras después de mucho tiempo. más tarde, y una vez recuperado el sobrealiento cogió las palas y jugó una partida apretando bien el mango de la pala, como si por apretar estuviese más asegurado el tino. por la noche le picaban los pies. no podía dormir. y las manos, también las manos......es la sangre que hierve....
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